Nueva Tribuna, - 9 Mayo 2010
La Comunidad Autónoma de Madrid había organizado un curso para Profesores de Secundaria titulado “Cuestiones sobre la España de 1931-1939″
El encargado de transmitir una nueva lectura de la historia, a la medida de la ideología ‘ultra’, fue el ex GRAPO Pío Moa, a quien la presidenta de la Comunidad de Madrid pagó para que dijera, entre otras cosas, que el bombardeo de Guernica es un mito.
Como ya les avanzó nuevatribuna.es el pasado 10 de marzo, “La Comunidad Autónoma de Madrid había organizado un curso para Profesores de Enseñanza Secundaria, que se desarrolló en febrero y principios de marzo de 2010, titulado “Cuestiones sobre la España de 1931-1939″, que no tenía desperdicio, tanto por sus contenidos como por el profesorado que lo impartió. Entre sus objetivos figuraba :”Considerar la España de la II Republica y de la Guerra Civil desde nuevas perspectivas historiográficas y didácticas”.
Ahora, gracias a El Plural, hemos conocido con todo detalle el contenido de la ponencia que impartió Pío Moa, ex miembro fundador de los GRAPO y actualmente historiador de cabecera de la extrema derecha.
En la ponencia, de 17 páginas, Moa niega la matanza de Badajoz, dice que el bombardeo de Guernica es un mito, achaca la responsabilidad de la Guerra Civil al bando republicano, presenta a Francisco Franco como un militar que “aceptaba la democracia” y asegura que la dictadura “no fue fascista”.
Sobre la matanza de Badajoz, en la que 4.000 ciudadanos fueron asesinados por el General Yagüe, explica que no tuvo lugar porque “en una plaza de segunda categoría, como la de Badajoz, no debía de haber más de cuatro chiqueros, y en ellos cabría, muy apiñados, no más de un centenar de personas”.
Si lo anterior es grave, aún es peor lo que dice del bombardeo de Guernica por parte de la Legión Condor nazi. La culpa, según el ex de los GRAPO no fue tanto de los nazis, sino de los bomberos. Según su relato, “la causa de la devastación fue el bombardeo, pero su extensión se debió también a la deficiente actuación de los bomberos de Bilbao, que tardaron varias horas en llegar desde una distancia de 30 kilometros, y se volvieron a las tres de la noche, cuando los incendios proseguían”.
Acto seguido, da credibilidad a lo que supuestamente contó “la prensa de Bilbao” sobre los bombardeos, en los que “al principio ni siquiera se hablaba de muertos, sino sólo de heridos”. Después, indica que “el número de muertos, relativamente escaso para un ataque que causó tal destrozo, se explica porque a partir de la primera pasada de los aviones la gente estaba alerta y la mayoría se puso a salvo”.
Franco, según el ideólogo ‘ultra’, no tuvo nada que ver con lo sucedido en Guernica. Literalmente afirma: “El bombardeo fue decidido por el jefe alemán Von Richthofen sin autorización de Franco. Éste había prohibido, y volvió a prohibir después, los bombardeos sobre objetivos civiles”.
Después de todo esto, no es de extrañar que Moa niegue que la guerra consistió en “la lucha entre la democracia y el fascismo, entre el progreso y la reacción, entre la libertad y el oscurantismo”. Como ejemplo, explica que el PSOE “era un partido marxista, no democrático, y el principal causante del hundimiento de la democracia en España” y que “Stalin fue el auténtico jefe del Frente Popular español”.
“Los socialistas y los nacionalistas prepararon entonces (en 1933) la guerra civil, y los republicanos de izquierdas intentaron golpes de estado, hasta estallar todo en la insurrección de octubre de 1934”, agrega en el pasaje en el que califica de “ilegitimo” el Gobierno de la República y justifica la actuación de la derecha porque “sintieron pavor ante la victoria de las mismas fuerzas que habían organizado la insurrección del 34”.
Paralelamente, presenta a la República como un régimen en que se organizaron “en nombre del progreso, quemas de iglesias, bibliotecas, centros de enseñanza y obras de arte”, se cerraron “cientos” de periódicos y “se practicaron oleadas de detenciones contra las derechas o los anarquistas, muchos de los cuales fueron deportados a las colonias africanas”.
Mucho más benévolo se muestra con Franco, a quien “nunca dominaron los dictadores fascistas”. En el curso destinado a los profesores madrileños, Moa insistió en que Franco “aceptaba la democracia sin entusiasmo, como algo inevitable, pero la aceptaba”. Por eso, sólo se sublevó “cuando el peligro se hizo inminente, y aun así procuró aplazar el golpe hasta el último momento”. A su juicio, “si bien Franco tomó algunos elementos del fascismo, su dictadura no fue fascista, sino reaccionaria en el sentido más elemental del término: reacción contra la revolución”.
La conclusión final que Moa estable en su ponencia es que en la España de 1936 “no existía la amenaza fascista, y sí una violenta y creciente amenaza revolucionaria, y ahí radica la causa de la guerra civil”.